Campaña de los cien días
-del 14 al 17 de mayo de 1814 -
Rio de la Plata. Ubicación de las Batallas Navales.
El 25 de marzo, en cumplimiento de las órdenes de Juan Larrea, fueron embarcados los prisioneros, se incendiaron las casas, y se evacuó a la población remanente de la isla, tras lo que la escuadra zarpó, arribando el 26 a Colonia, donde los prisioneros fueron desembarcados.
El 20 de abril de 1814, Brown inicia el bloqueo naval del puerto de Montevideo, ciudad que se encontraba, sitiada desde tierra, por tropas patriotas desde el 20 de octubre de 1812 y cuya supervivencia dependía del mantenimiento del tránsito marítimo, dejando a la plaza desabastecida tanto por tierra como por mar.
Las fuerzas que se enfrentaron en los sucesivos combates eran relativamente parejas. La flota de Brown se componía de 9 naves armadas con 147 cañones mientras que la escuadra realista estaba integrada por 11 buques con 155 cañones. En esa lucha hubo un factor que sería determinante en el resultado final: la diferencia de conducción de ambas fuerzas.
Mientras tanto, el General
Carlos María de Alvear había reemplazado al General
Rondeau en el mando de las tropas que sitiaban Montevideo por tierra.
El enemigo sitiado no tubo más remedio que realizar una salida a cualquier costo para intentar romper el bloqueo.
Nota: La flota de guerra española apostada en Montevideo, había sido siempre superior a las fuerzas navales porteñas, pero había comenzado, por entonces, a desintegrarse. A excepción de la división ligera de Romarate, y del queche Hiena (que había sido recién acondicionado tras su captura por los españoles en el río Negro) no había en Montevideo una verdadera escuadra. Además los realistas carecían desde hacía tiempo de tripulantes y oficiales bien entrenados, debiendo proceder a la leva de prisioneros, soldados o ciudadanos en general sin ningún entrenamiento marinero, teniendo que luchar contra los barcos de Brown en su primer día de mar.
La flota española apostada en Montevideo estaba al mando del capitán de navío Miguel de la Sierra; este había ordenado a su mejor comandante, Jacinto de Romarate, reforzar la Isla Martín García.
Cuando Sierra, enterado de la necesidad de aprovisionamiento de Romarate, ordena al capitán de fragata José Primo de Rivera zarpar en ayuda de Romarate, este demoró la salida y cuando finalmente salió al poco tiempo volvió a la seguridad de la bahía. Desobedecida la orden del comandante de la flota, Primo de Rivera acudiría directamente a Vigodet para presentar un parte de enfermo que lo exceptuó del servicio. La indecisión en acudir en auxilio de la división de Romarate decidió su pérdida y puso de manifiesto la verdadera situación en que estaba la plaza de cara al previsible enfrentamiento con Brown
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2.a) Combate del Buceo.
Finalmente, la flota española al mando del Comandante del Apostadero de Montevideo, el capitán de navío
Miguel de la Sierra, inició el 13 de mayo operaciones y abandonando su fondeadero atacó a Brown, quien simuló una retirada para atraer las naves realistas en la persecución y tratar luego de colocarse con las suyas impidiendo su regreso al puerto.
Brown se alejó a todo el trapo hacia el SE durante 90 minutos perseguidos por los españoles, y cuando se habían alejado de la costa lo suficiente para contar con mayor calado dio la orden de iniciar el combate, viró y enfrentó a sus perseguidores. El Hércules se cañoneó durante veinte minutos con el Hiena, la nave capitana enemiga, que se alejó hacia el sur y perdió en lo sucesivo el contacto con el resto de la escuadra.
El 16 de mayo como sigue la calma Brown pasa a la recién llegada sumaca Itatí por ser mejor velera y consigue aproximarse a la escuadra enemiga pero es herido en una pierna, quedando cojo de por vida. Brown no abandona su puesto de comando y regresa a la Hércules dirigiendo desde entonces el combate desde una angarilla. Por la noche hace deslizarse a la Hércules entre dos buques realistas y efectúa descargas por ambas bandas, rindiéndose ambos navíos. Al término de la jornada se habían capturado el San José, el Paloma y el Neptuno, mientras que el Cisne y la balandra Castro se habían estrellado contra las rocas e incendiado.
En las primeras horas del 17 se levantó una brisa que Brown aprovechó de inmediato lanzándose sobre el enemigo y rindiendo la goleta María. Solo la corbeta Mercurio, el lugre San Carlos y el falucho Fama consiguen huir y ponerse a salvo bajo las baterías de la plaza. El mismo día el Hiena que había permanecido al SE del banco Inglés, consigue también entrar a la bahía.
Combate del Buceo. 17 de Mayo de 1814 – Oleo s/tela 80 x140 cms. Roberto Castellanos-1925 – Escuela Naval Militar.
La batalla se libró enfrente al Puerto del Buceo.

Puerto de Montevideo y Puerto del Buceo. |

Extracto de la "Carta esférica del Rio de la Plata" de 1825.
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Para la época ya se tenían cartas y derroteros. Disponer de ellos era determinante a la hora de los combates
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2.b) Oyarvide. "Carta Esférica del Río de la Plata".
El marino militar y geógrafo español
Andres de Oyarvide dejó una impresionante obra cartográfica que actualmente se conserva en el
Museo Naval de Madrid; donde destaca la
"Carta esférica del Río de la Plata", publicada por la "
Dirección de Hidrografía de Madrid" en 1815.
Nota: Oyarvide. En el Rio de la Plata:
Tras 27 años de servicio (1771-1798) en la "Real Armada Española", Oyarvide en 1799 se embarca a América como alférez de navío, con la misión de dibujar Cartas para el Río de la Plata, caracterizada por sus bajofondos, sus bancos, y por la elevada cantidad de fangos que arrastran sus aguas, que hacían muy riesgosa su navegación.
En apenas 4-5 años termina lo que vino a llamarse la "Carta Esférica del Río de la Plata".
En 1804, lo nombran ayudante del Real Apostadero de Montevideo, supervisando el estudio continuado del Río de la Plata, siendo ascendido a teniente de fragata. Montevideo contaba con un dinámico flujo marítimo en la época colonial, que incluía la escala de los barcos que iban y venían entre El Callao y España, por el Estrecho de Magallanes.
A finales de mayo de 1805, participa como tripulante de la corbeta Fuerte en el rescate fallido de la fragata Nuestra Señora de la Asunción (con 34 cañones), que se hunde con la mayor parte de su dotación (294 hombres de los 316 del total) al embarrancar en el Banco Inglés, incluido su comandante.
Entre las principales trampas que tiene el Río de la Plata figura el "Banco Inglés", llamado “tragabarcos”, de 150 km2, considerado el mayor cementerio náutico de Sudamérica, con algo más de 250 naufragios.
Oyarvide falleció allá por el 5 de enero de 1806, cuando al mando de una nave naufragó en algún punto de la costa uruguaya. No hubo supervivientes y nunca se halló el pecio.
La primera versión de la "Carta esférica del Río de la Plata" realizada por Oyarvide se basó en las observaciones realizadas durante la
expedición de Malaspina en 1789.
Luego, la Carta fue pasado por varias correcciones y aumentos para mejorar su precisión y utilidad:
-1) En 1815, la Dirección Hidrográfica de Madrid publicó la carta esférica, corregida y aumentada por los reconocimientos hechos en 1800 y 1803 por el propio Oyarvide. Reproducción electrónica. Biblioteca Nacional de Chile.
-2) En 1826, corregida por el piloto y practico del rio Benito Aizpurua, dibujada en Montevideo, y grabada en Filadelfia. Reproducción electrónica. Colección de mapas históricos de David Rumsey.
-3) La última versión publicada es de la editorial Robelin en 1875, la cual fue revisada, corregida y aumentada por D. José Murature, jefe de la escuadra de la República Argentina. Incluye los faros y señales particulares de la Costa del Sur en el Río de la Plata desde la Punta del Indio hasta las de Santiago y Lara, las que forman la Ensenada de Barragán. Reproducción electrónica. Biblioteca Nacional de Uruguay.

Banco Ingles. Extracto de la "Carta esférica del Rio de la Plata" de 1812. |

Montevideo. Extracto de la "Carta esférica del Rio de la Plata" de 1812.
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2.c) Consecuencias.
Fueron tomados por la escuadra patriota 500 prisioneros y al dar el parte de la batalla el 19 de mayo dijo Brown:
<<"Creo que de este modo las armas de la patria han alcanzado una completa victoria sobre una fuerza muy superior del enemigo, quien, según parece (Dios lo perdone), se proponía cortarnos el pescuezo a todos, habiéndose distribuido a intento largos cuchillos, lo que es apenas creíble. Sea de ello lo que fuere, me permito recomendarle encarecidamente a los prisioneros de guerra. Hacer represalias sería una flaqueza mientras que hay generosidad en perdonarlos. La crueldad se vigoriza en actos de su misma naturaleza y aquéllos deben ser reformados con buenos ejemplos y no con la ley del Talión".
El Brown herido en una pierna regreso el 23 de mayo a Buenos Aires, pero el 10 de junio, sostenido aún por muletas, volvió al escenario de la lucha.
La máxima autoridad del virreinato del Río de la Plata y en su último gobernante colonial
Gaspar de Vigodet parlamentó con Brown, el cual respondió que fuesen entregadas a las armas de Buenos Aires la ciudad de Montevideo, sus fortalezas, arsenales, buques de guerra y toda propiedad pública. El 20 de Junio de 1814 Montevideo capituló. Este evento fue crucial para el desenlace de la Guerra de la Independencia, pues los españoles ya no pudieron enviar tropas al Río de la Plata.
La escuadra de Brown recogió así 18 buques de guerra con todo su armamento, más 80 buques mercantes y para el tráfico fluvial, a los que se agregaron las 6 naves de Romarate atascadas en Arroyo de la China, que se rindieron el 21 de julio y fueron llevadas a Buenos Aires en un convoy. Poco después los realistas entregaron Carmen de Patagones al comandante del Agreable.
San Martín, desde Mendoza, comprendió todo el alcance del dominio de las aguas del Plata y escribió a Tomás Guido:
"La victoria naval de Montevideo es lo más grande que ha realizado la revolución".
Nota: Juicio en España.
En España los protagonistas fueron sometidos a juicio. Jacinto de Romarate fue el único caso en ser rápidamente exceptuado, por no haber dudas de su eficacia y valor.
José Primo de Rivera, pese a ser quizá el más amenazado, fue rescatado por razones de familia por directa intervención de Fernando VII en resolución del 6 de julio de 1817.
Vigodet en el consejo de guerra afirmaba que: "la rendición de la ciudad fue efecto de la cobarde conducta del cuerpo de Marina en las acciones contra los insurgentes". Salvado Primo de Rivera el siguiente en la lista era Miguel de la Sierra. Su defensa se basó en que sus fuerzas eran en calidad inferiores a las adversarias "compuesta en la mayor parte de súbditos de los EEUU e Ingleses, dirigida por los primeros, equipada y pertrechada con mucha ventaja a la nuestra".
Respecto de la retirada o huida del Hiena, el capitán de navío José de Posadas manifestó no haber entendido las señales del buque insignia para que el resto de la escuadra lo siguiera en su retirada al SE del banco Inglés. En otras palabras, no había huido sino dado la orden de retirada que nadie vio ni siguió. Si bien era factible por carecerse de un sistema de señales eficaz y consiguientemente de un manejo mínimo de directivas tácticas, no excusa a Miguel de la Sierra por no regresar.
No obstante, el tribunal juzgó que la separación del Hiena y su comandante fue un "accidente irremediable, efecto de la oscuridad, de la calma, de las corrientes, de las malas maniobras de la mayor parte de los buques y la impericia de las tripulaciones" y el 30 de septiembre de 1818 cerró el caso y rehabilitó a Miguel de la Sierra en su empleo.
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2.d) Códigos de señales en las escuadras del Almirante Brown (1814-1845).
El
Almirante Brown, desde el momento en que fue nombrado en 1814 Jefe de la Escuadra Argentina, formó o adaptó códigos de señales diurnas y señales nocturnas, para su empleo en las campañas. Este hecho lo revela como un verdadero Jefe Naval.
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A través de banderas (señales diurnas), izadas en los penoles más visibles; y a través de un juego de luces de faroles (señales nocturnas), puede observarse la psicología de Brown:
El código contiene varios capítulos, que se refieren al alistamiento de la escuadra, maniobras tácticas, prepararse para el combate, combate y abordaje, captura, escolta de presas, pero no hay ninguna señal de rendición, entrega o de vencido en la lucha.
Banderas y Código de Señales Instituto Nacional Browniano.
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2.e) Las naves en la batalla
La escuadra patriota:
(al mando de Guillermo Brown)
8 barcos de guerra, 147 cañones y 1.252 combatientes.
- Fragata Hércules, buque insignia, 36 cañones
- Corbeta Zephyr, 18 cañones (Santiago King)
- Bergantín Nancy, 10 cañones (Richard Leech)
- Goleta Juliet, 7 cañones (Guillermo MacDougall)
- Corbeta Belfast, 18 cañones (Oliver Russell)
- Corbeta Agreeable, 16 cañones (Antonio Lamarca)
- Sumaca Santísima Trinidad, 12 cañones (Wack)
- Falucho San Martín.
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La escuadra española:
(al mando de Miguel de la Sierra)
11 barcos de guerra, 155 cañones y 1.180 tripulantes.
- Queche Hyena, buque insignia, 18 cañones
- Corbeta Mercurio, 32 cañones
- Corbeta Neptuno, 28 cañones (capturado por el Belfast el 16 de mayo)
- Mercedes, 20 cañones
- Goleta Paloma, 18 cañones (capturado el 16 de mayo)
- Bergantín San José, 16 cañones (capturado el 16 de mayo)
- Bergantín Cisne, 12 cañones (volado por su dotación para impedir su apresamiento)
- Balandra Potrera (de remo y armada únicamente con un cañón).
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A) Fragata Hércules en Montevideo. Pintura de Biggeri de 1856, B) Estampilla conmemorativa del día de la Armada
A) Fotografía de un Bergantín similar al Queche Hiena, B) Portada de la novela histórica naval de la serie "Una Saga Marinera Española" de Luis Delgado donde narra las aventuras y desventuras del capitán del Queche Hiena en el Río de la Plata. Link descarga: "El queche Hiena-Luis Delgado.pdf" (2,17MB).
Nota: El Queche Hiena.
El Bergantín Hiena fue un buque de la Armada Argentina partícipe de la Guerra de Independencia Argentina hasta su captura por la Armada Española en 1812, y en la que sirvió hasta su baja.
El bergantín Hiena (L'Hyene o L'Haine) arribó al río de la Plata el 14 de junio de 1810. De origen francés, tenía sin embargo pabellón y matrícula británicos. En septiembre fue adquirido por Juan Larrea integrante de la Primera Junta) para formar la primera escuadra patriota.
Tenía menos de 300 toneladas, 45 metros de eslora y 3 metros de calado, de líneas finas y proa lanzada, era muy veloz (fue el velero más veloz del Plata entre 1810 y 1814) siempre perseguido en vano por las fuerzas realistas.
El 14 de junio de 1811 se encontraba fondeado en Balizas Interiores cuando la escuadra realista efectuó el primer bombardeo de Buenos Aires. En esa ocasión, el Hiena no pudo responder al fuego por no haberse montado aún su artillería por lo que fue embicado en la costa cercana al Retiro para evitar su captura.
Fue finalmente armado con quince cañones tomados del Fuerte de Buenos Aires; y una vez alistado, aprovechando sus excelentes condiciones marineras burló repetidamente el bloqueo español transportando pertrechos a las tropas sitiadoras de Montevideo y efectuando desembarcos en Colonia del Sacramento y el Buceo.
Pronto fue conocido como Queche debido a que se asemejaba a un navío de esas características dado que su mástil mayor tenía menos guindada (altura desde la línea de flotación hasta el punto más alto del palo) que el trinquete (camuflado su aspecto al de una nave aparejada de fragata sin su trinquete).
El 4 de marzo de 1812 soportó junto a una cañonera el tercer bombardeo de la escuadra española a Buenos Aires.
La captura de Queche Hiena en Carmen de Patagones.
El 5 de mayo de 1812 zarpó, con 83 tripulantes (en su mayoría ingleses y yankys) burlando nuevamente el bloqueo, rumbo a Carmen de Patagones, en la desembocadura del Río Negro, al mando de Tomás Taylor.
El envío de la principal nave de la escuadrilla en misión tan remota se explica en parte por la desatención sufrida en esos primeros dos años por parte del gobierno revolucionario y en la desconfianza respecto de la lealtad de la población ante eventuales planes realistas de ocupación, y del Imperio del Brasil.
En Buenos Aires no se tenían aún noticias de la Sublevación de Carmen de Patagones, promovida por un grupo de prisioneros realistas españoles con el concurso de la población, que el 21 de abril se había apoderado de la villa y su fuerte, que implicó la pérdida del control de esa plaza fortificada por parte del gobierno revolucionario de Buenos Aires hasta su recuperación en 1814.
Los españoles sublevados se hicieron pasar por insurgentes y consiguieron que Taylor desembarcara con 23 hombres para ir en búsqueda de provisiones. Mientras tanto, cinco audaces realistas subieron a bordo, y sorprendieron a los oficiales que estaban en cubierta, logrando apoderarse de la escotillas y tomar prisioneros a todos los tripulantes. Fue un combate al arma blanca y los argentinos tuvieron 6 muertos, 12 heridos y 64 prisioneros.
Quedaron también en poder de los sublevados los pertrechos, el mejor buque de los patriotas y el control de la Comandancia de Patagones. Todo sin bajas propias, siquiera heridos.
Los sublevados, conduciendo prisioneros al capitán Taylor, a la oficialidad y a la tripulación que no se les había sumado, partieron en el Hiena a Montevideo, donde arribaron el 13 de junio de 1812 y fueron recibidos con extraordinario entusiasmo. Taylor recuperaría su libertad en 1814, al rendirse Montevideo; y una vez liberado se encontró nuevamente en servicio y se hizo cargo de la corbeta Céfiro.
Durante el bloqueo naval a Montevideo, iniciado por Brown en 1814, en dos ocasiones los patriotas intentaron sin éxito recapturar al Hiena. En una de esas oportunidades, en la noche del 8 de enero de 1814 un comando al mando del teniente coronel Benjamín Franklin Seaver capturó al falucho San Luis y al falucho San Martín; y el 20 de enero de 1814 otro comando, se introdujo sigilosamente al puerto de Montevideo pero ante lo cerrado de la noche se desvió y capturó otro bergantín.
El 14 de mayo la escuadra española al mando del comandante del apostadero Miguel de la Sierra abandonó su fondeadero para enfrentar a la de Brown, izando su insignia en el queche Hiena, por ser el barco más veloz de la flota. En lo que fue la primera jornada del Combate naval del Buceo tras el primer cañoneo Sierra se alejó con el Hiena abandonando a su flota y permaneció al sur del Banco Inglés mientras sus barcos eran hundidos o rendidos uno a uno, regresando, luego, a la seguridad del puerto de Montevideo.
En vísperas de la rendición, el Hiena, que hacía días estaba listo para hacerse a la mar, aprovechó la oscuridad de la noche para fugarse con una tripulación leal a España. Partió llevando izadas las señales nocturnas de los leales a la Junta de Buenos Aires y pasando a la voz de la corbeta Belfast. Brown envió rápidamente al Halcón a perseguirlo pero no pudo alcanzarlo. Llevaba también el metálico del tesoro de Montevideo.
Finalmente, y tras servir en el Atlántico y en el Pacífico, fue desguazado en la ciudad de Quito en 1825.
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Ver:
Historia de las embarcaciones menores de la Real Armada. www.todoababor.es
A 200 años de la Victoria de Montevideo. Miguel Angel De Marco Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

| Libro "Argentina desde el Mar". Introducción a la historia Naval Argentina (1776-1852).
Editado en 2014 por la Armada Argentina y el Ministerio de Defensa, Este libro propone nuevos abordajes sobre la historia naval argentina, en su marco político, económico, ideológico y cultural. Está dirigido a estudiantes de escuelas navales, de liceos dependientes de la fuerza y de escuelas secundarias de ciudades con asentamientos navales (Mar del Plata, Bahía Blanca, Trelew, Ushuaia, etc.).
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