MDR_Ar_SantaFe   Abrir menuMDR_Ar_SantaFe   Cerrar menu escarapela.png Avogradini  

Un genocidio silenciado

entrega-de-indios-3.jpg
Indios, mujeres, niñas y niños indígenas con destino a una relocalización forzada.

Se usa del término “genocidio” para referirse a un proceso político de "Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos.

En el proceso conocido como "Conquista del Desierto", el Ejército de Roca va a atacar directamente a las familias. Ellos sabían que los indios de guerra estaban en determinados lugares y que en otros lugares estaban las tolderías donde estaban las mujeres, los ancianos y los niños. Ellos iban a las tolderías, se llevaban a las mujeres, niños y ancianos, y quemaban los ranchos. Era parte de una estrategia. Después esos niños y esas mujeres se repartían en las ciudades.

Resumen de la campaña de Roca en números
* 5 divisiones militares
* 37 días y 36 noches de ofensiva militar de Azul a Choele Choel)
* 4.000 mujeres combatientes, compañeras, madres, cocineras
* 6.000 soldados entrenados y armados con fusiles Rémington y cañones de retrocarga
* 7.000 caballos
* 1.436 hombres en la División del Gral. Roca
* 1.600.000 pesos destinados (Ley Nº 947, sancionada el 14/8/1878)
* 50 millones de hectáreas (20.000 leguas) de tierras expropiadas a los indígenas que fueron regaladas o vendidas “por monedas” a socios y familiares de funcionarios del Estado
* 24 leguas de tierras, de mala calidad, repartidas entre los caciques Namuncurá, Pichihuinca, Trapailaf y sus familias
* 14.000 mujeres, hombres y niños indígenas muertos y prisioneros
** Muchos indígenas murieron afectados por enfermedades como la gripe o la viruela
** otros fueron confinados a campos de detención o a reducciones en zonas poco productivas.
** Hubo niñas, niños y mujeres que fueron esclavizados y comercializados como bienes por el Estado para trabajar como sirvientes de familias adineradas.
** Algunos se exhibieron vivos en museos de Europa como representantes de “razas salvajes y primitivas”

entrega-de-indios-4.jpg
Indígenas con destino a una relocalización forzada.

Los sobrevivientes de la llamada “Conquista del Desierto” fueron “civilizadamente” trasladados, caminando encadenados cientos de kilómetros, desde los confines cordilleranos hacia los puertos atlánticos.

A mitad de camino se montó un enorme campo de concentración en las cercanías de Valcheta, en Río Negro.

De allí partían los sobrevivientes hacia el puerto de Buenos Aires en una larga y penosa travesía, cargada de horror para personas que desconocían el mar, el barco y los mareos.

Un grupo selecto de hombres, mujeres y niños prisioneros fue obligado a desfilar encadenado por las calles de Buenos Aires.
Desde el puerto los vencidos fueron trasladados al campo de concentración montado en la isla Martín García. Desde allí, algunos, fueron embarcados nuevamente y “depositados” en el Hotel de Inmigrantes, donde la clase dirigente de la época se dispuso a repartirselos, según lo cuenta el diario El Nacional que titulaba “Entrega de indios”: “Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia”

Se había tornado un paseo “francamente divertido” para las damas de la “alta sociedad”, darse una vueltita los miércoles y los viernes a buscar: mucamas, cocineras y niños para todo tipo de servidumbre.

A los hombres se los mandaba al norte como mano de obra esclava para trabajar en los obrajes madereros o azucareros.

Dice el Padre Birot, cura de Martín García: “El indio siente muchísimo cuando lo separan de sus hijos, de su mujer; porque en la pampa todos los sentimientos de su corazón están concentrados en la vida de familia”

Ya nada sería como antes en los territorios “conquistados”; no había que dejar rastros de la presencia de los “salvajes”. Los nombres que los habitantes originarios pusieron a montañas, lagos y valles fueron cambiados por nombres de generales y de burócratas del gobierno de Buenos Aires. Uno de los lagos más hermosos de la Patagonia, que llevaba el nombre de "Carilafken" (el ojo de Dios) en lengua tehuelche, fue reemplazado por el de "Gutiérrez", un burócrata del ministerio del Interior que pagaba los sueldos a los militares. Y en Tierra del Fuego, el lago llamado "Kami" (Descanso del horizonte) en idioma selk'nam, pasó a llamarse “Monseñor Fagnano”, en honor del cura que acompañó a las tropas con la cruz”.

El despliegue de campos de concentración de prisioneros fue uno de los dispositivos implementados durante las campañas militares de 1878 a 1885, para el sometimiento de los pueblos originarios y la ocupación estatal del territorio conquistado. La incertidumbre y la urgencia de las condiciones paupérrimas de los prisioneros eran parte de las prácticas de terror del ejército.

Lugares donde funcionó un campo de concentración para poblaciones indígenas capturadas durante la Conquista del Desierto:
* Campo Valcheta, en la provincia de Río Negro. Valcheta era un paso necesario para la recuperación del grupo, que venía padeciendo sed y muertes a su paso.
* Chichinales
* Fortín Castro (Gral.Conesa)
* Isla Martín García

Estos son los campos más significativo tanto por el número de personas que habría implicado, como por su mención repetida en distintas narraciones mapuche-tehuelche, como un lugar de concentración, tortura y muerte.

EL EMPEDRADO PORTEÑO:
En la Isla Martín García, los originarios trabajaron en la cantera picando la piedra que luego iría a parar al empedrado de las calles de Buenos Aires.

La existencia de listados de miles de indígenas para su distribución, distinguiendo la oferta por sexo y edad, da cuenta del grado de especialización de las técnicas de la burocracia estatal. El ejército y la armada distribuyeron más de 10 mil personas sustraídas del desierto en el lapso de los primeros años de la ocupación militar, según algunos investigadores.

El Museo Antropológico de la Plata. Prisioneros de la Ciencia

Museo-de-la-plata-vitrina-esqueletos-indios.jpg
Vitrina de esqueletos de indios mapuches-tehuelches. Museo de la Plata.

El museo de La Plata, tiene un origen geopolítico. Lo funda Francisco Pascasio Moreno, de la generación del 80, para legitimar el genocidio de los pueblos originarios.
Dentro del guión museográfico se postula una espiral evolutiva que pasa por los dinosaurios que se extinguieron, la megafauna del cuaternario que se extinguió, los tatú mulita gigantes, los gliptodontes. Esa espiral evolutiva pasaba por los pueblos originarios que, como parte de la evolución natural, se iban extinguiendo por su propia debilidad física. Es decir que se justificaba su extinción como algo natural ocultando el genocidio que estaba llevando a cabo Roca.

Esto revela más del blanco que de los pueblos originarios. No nos enseñan nada de esos pueblos, nos enseñan la mirada del blanco.


El estereotipo del indígena malonero, salvaje, ladrón y chileno que se construyó en el contexto de la década de 1870 y 1880 perdura como construcción cultural hasta nuestros días.

En argentina hubo un genocidio sobre los pueblos originarios y un no-relato del mismo por más de un siglo.
En el presente gran parte de la sociedad argentina se percibe a sí misma como resultado de un "crisol de razas europeas" resultantes de un proceso histórico incruento de colonización de un territorio que se presume "desierto" hasta el momento de la expansión del moderno estado-nación a fines del XIX.

La anexión estatal de los territorios de los pueblos originarios realizado por las fuerzas armadas entre 1876 y 1917, con políticas genocidas del estado con apoyo de la sociedad civil, ha sido nombrado por la historia hegemónica como "campañas al desierto", minimizando (si no negando) con ello la misma existencia de pueblos originarios.

En la actualidad se han hecho visibles numerosas demandas de las comunidades de pueblos originarios en relación con sus territorios.
Desde ciertos medios de comunicación esto ha sido expresado como la "ocupación/intrusión de tierras" por parte de grupos “autodenominados como indígenas». Esta lectura expresa la forma en que la cuestión de los "indígenas supervivientes a la conquista" fue administrada por las autoridades políticas a través del estereotipo del "indio malonero", visto como una amenaza a la propiedad privada.

Así, los cambios en la legislación que reconocen la preexistencia y derechos de los pueblos originarios, que se produjeron en las últimas tres décadas, generados en un contexto general de replanteo de las relaciones entre estado y sociedad civil, devinieron en que las demandas históricas por expropiación de tierras no sólo se hicieran visibles sino que llegaran a los estrados judiciales.

Los espacios geográficos hoy ocupados por los diferentes pueblos no coinciden en su gran mayoría con los históricamente ocupados, sino que son el resultado de sucesivas concentraciones, deportaciones y fragmentaciones operadas no sólo en el momento de las campañas de sometimiento estatal sino con posterioridad a las mismas. Así, las demandas actuales de los pueblos originarios a menudo son identificadas como inválidas por la ausencia de “pruebas” de su ancestralidad en la locación.

La reacción hegemónica frente a las demandas indígenas actuales ha sido la de cuestionar a las organizaciones de los pueblos originarios, pues dan a entender de que estas comunidades habrían desaparecido con la conquista y que las presentes demandas son motorizadas por "oscuros intereses". Estas teorías conspirativas ponen de manifiesto que efectivamente el estado operó políticas destinadas a la desaparición de los pueblos originarios.
En el presente, el reconocimiento de la legitimidad como comunidad es también una atribución del estado, por ser el quien otorga la personería jurídica a las comunidades, previo proceso burocrático establecido por el mismo estado.

Los presentes conflictos al poner en evidencia en cómo se definen las demandas indígenas (como ocupación, intrusión, devolución, recuperación o reparación), a su vez, cuestionan y tensan el debate sobre los estereotipos de la historiografía hegemónica del siglo XIX.


Mapa con los principales Campos de Prisioneros de la Conquista del Desierto

Fuente:

1) Los campos de concentración de la “conquista del desierto” Felipe Pigna. El Historiador.
2) Campos de concentración de pueblos originarios en norpatagonia.” Walter Delrio, Pilar Pérez. CONICET.
3) Muestra itinerante "Prisioneros de la ciencia" www.anred.org
4) Todos tus muertos: ciencia, genocidio y restitución de cuerpos indígenas www.latinta.com.ar
5) Huellas de un genocidio silenciado www.mapuexpress.org

6) Las fortunas mas grandes de Argentina tienen un origen de dolor, angurria desmedida y sangre www.nuevaregion.com