Una descripción magistral de las rastrilladas la realiza Lucio V. Mansilla, quien en su célebre viaje a las tolderías ranquelinas nos dice:
Los que recorríamos hace meses la Pampa, y al penetrar en las regiones más lejanas y mediterráneas, creíamos, talvez bajo la influencia de una idea exagerada, que hallábamos un suelo donde apenas se encontrarían rastros irregulares y vagos del indio en sus fugitivas correrías, — experimentábamos no pequeña sorpresa al ver por todas partes verdaderas carreteras que por las innumerables sendas que las forman y los despojos de animales, demuestran un tráfico continuo desde fecha remota. Iba se á cada instante de nuestra mente la idea de marchar sobre campos recién descubiertos a la civilización, y nos parecía encontramos en pleno carril de Buenos Aires á Lujan o del Rosario a Córdoba. El piso retranqueado, duro, sendas hondas a dos pies de distancia unas de otras, ocupando entrelazadas y paralelamente una extensión de dos millas; los huesos en descomposición de distintas fechas, todo indicando el tráfico constante desde siglos atrás hasta el presente, de millones de hombres y animales. No son esos grandes carriles la huella de reducidas tribus nómades que han cruzado cuatro o seis veces por año con ocasión de sus merodeos. Son toda una vialidad entre grandes centros comerciales; son las verdaderas arterias de comunicación por dónde va la vida, la riqueza y el progreso de unos pueblos a otros. (Olascoaga, 1881, pp. 97-98)
Descargar en pdf: Una excursion a los Indios Ranqueles - Lucio V.Mansilla.pdf
Podemos entonces afirmar que se entiende por "rastrillada" a la huella o senda ancha, y de cierta profundidad, formada a través de la llanura pampeana, por el tránsito continuo de parcialidades indígenas y los arreos producto del malón y por el paso de fuerzas militares con sus cabalgaduras, ganado y equipamiento.
Las rastrilladas principales recorrían centenares de kilómetros, teniendo en general un ancho superior a los 50 metros, conectando puntos distantes. Debido al constante tráfico de personas y ganado, fueron haciéndose más profundas, llegando a estar su centro hasta 2 metros más abajo que los bordes. En tanto que las secundarias tenían de 4 a 15 metros de ancho y transitaban distancias más reducidas, dentro del área de influencia de un cacicato. La profundidad de estas rastrilladas generalmente no superaba el metro. En varios casos de rastrilladas que aún son visibles, se observan estas características (ver Fig. 1).
En otros casos las rastrilladas se han ido rellenando de sedimentos, quedando totalmente aplanadas y, por lo tanto, dejan de visibilizarse. Sin embargo, un curioso hecho permite detectarlas (ver Fig. 2):
Las rastrilladas constituyeron una manifestación de control político y social de los caciques principales sobre los capitanejos. Generalmente los caciques ejercían su dominio sobre una o más rastrilladas; por ello, quienes desearan pasar por sus caminos debían solicitar su autorización.
Concluida la llamada "Conquista del Desierto", muchas de las rastrilladas fueron abandonadas y truncadas por el paso del alambrado, sin embargo, otras continuaron prestando servicio a los viajeros por muchos años, hasta que se delinearon los caminos y rutas actuales. Así lo indica Stieben (1946): "Casi todos los caminos recorridos luego de la Conquista, por las galeras o mensajerías, siguieron las rastrilladas de los indios, porque éstos eran excelentes topógrafos" (p. 280). Todavía algunos caminos actuales siguen el curso de esas antiguas sendas.
Fuente: Rastrilladas indígenas en el sur de Córdoba
Continuar leyendo: "Rastrilladas en la Reserva Natural Parque Luro (La Pampa)"
Lectura recomendada: EDICIÓN PUEBLOS ORIGINARIOS - Argentina.gob.ar
Lectura recomendada: Tras la Huella de las Rastrilladas
Grupo de Investigación Histórica del Museo de Saladillo