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Las Rastrilladas Indígenas:

Una descripción magistral de las rastrilladas la realiza Lucio V. Mansilla, quien en su célebre viaje a las tolderías ranquelinas nos dice:

Una rastrillada, son los surcos paralelos y tortuosos que con sus constantes idas y venidas han dejado los indios en los campos. Estos surcos, parecidos a la huella que hace una carreta la primera vez que cruza por un terreno virgen, suelen ser profundos y constituyen un verdadero camino ancho y sólido. En plena Pampa no hay más caminos. Apartarse de ellos un palmo, salirse de la senda, es muchas veces un peligro real; porque no es difícil que ahí mismo, al lado de la rastrillada, haya un guadal en el que se entierren caballo y jinete enteros. (Mansilla, 1877, pp. 23-24)

Los que recorríamos hace meses la Pampa, y al penetrar en las regiones más lejanas y mediterráneas, creíamos, talvez bajo la influencia de una idea exagerada, que hallábamos un suelo donde apenas se encontrarían rastros irregulares y vagos del indio en sus fugitivas correrías, — experimentábamos no pequeña sorpresa al ver por todas partes verdaderas carreteras que por las innumerables sendas que las forman y los despojos de animales, demuestran un tráfico continuo desde fecha remota. Iba se á cada instante de nuestra mente la idea de marchar sobre campos recién descubiertos a la civilización, y nos parecía encontramos en pleno carril de Buenos Aires á Lujan o del Rosario a Córdoba. El piso retranqueado, duro, sendas hondas a dos pies de distancia unas de otras, ocupando entrelazadas y paralelamente una extensión de dos millas; los huesos en descomposición de distintas fechas, todo indicando el tráfico constante desde siglos atrás hasta el presente, de millones de hombres y animales. No son esos grandes carriles la huella de reducidas tribus nómades que han cruzado cuatro o seis veces por año con ocasión de sus merodeos. Son toda una vialidad entre grandes centros comerciales; son las verdaderas arterias de comunicación por dónde va la vida, la riqueza y el progreso de unos pueblos a otros. (Olascoaga, 1881, pp. 97-98)


Descargar en pdf: Una excursion a los Indios Ranqueles - Lucio V.Mansilla.pdf


Podemos entonces afirmar que se entiende por "rastrillada" a la huella o senda ancha, y de cierta profundidad, formada a través de la llanura pampeana, por el tránsito continuo de parcialidades indígenas y los arreos producto del malón y por el paso de fuerzas militares con sus cabalgaduras, ganado y equipamiento.

Las rastrilladas principales recorrían centenares de kilómetros, teniendo en general un ancho superior a los 50 metros, conectando puntos distantes. Debido al constante tráfico de personas y ganado, fueron haciéndose más profundas, llegando a estar su centro hasta 2 metros más abajo que los bordes. En tanto que las secundarias tenían de 4 a 15 metros de ancho y transitaban distancias más reducidas, dentro del área de influencia de un cacicato. La profundidad de estas rastrilladas generalmente no superaba el metro. En varios casos de rastrilladas que aún son visibles, se observan estas características (ver Fig. 1).

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Figura 1: Aspecto actual de una rastrillada ubicada al norte de Santa Rosa (La Pampa)

En otros casos las rastrilladas se han ido rellenando de sedimentos, quedando totalmente aplanadas y, por lo tanto, dejan de visibilizarse. Sin embargo, un curioso hecho permite detectarlas (ver Fig. 2):

La rastrillada de las Pulgas era escenario, como ya lo mencionamos, del trajinar de miles de cabezas de ganado, las que en cercanías del río Quinto se alimentaban de los pastizales, incluidas las chauchas del caldén. Al ser trasladadas hacia el sur iban sembrando caldenes a través de sus deyecciones. Con el paso del tiempo, estos caldenes crecieron dentro de la rastrillada, y la erosión eólica fue sepultando parte de sus troncos. En las áreas de explotación ganadera aun hoy pueden observarse estas líneas de caldenes, ordenadas siguiendo un patrón, que coinciden con el derrotero que seguía la rastrillada de las Pulgas, el que se puede corroborar por la cartografía antigua de la Dirección de Catastro de San Luis. En las zonas de manejo agrícola, los árboles han desaparecido y, en esos lugares, el “Camino de los caldenes” se ve interrumpido. Tanto las imágenes satelitales actuales, como los mosaicos de fotografías aéreas de hace más de medio siglo, verifican la existencia de los caldenes en línea, señalando la posición exacta que seguía la antigua rastrillada de las Pulgas. (D'Hiriart y Mollo, 2018, p. 202)

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Figura 2: imagen satelital Bing donde se observa el curso de la rastrillada de las Pulgas, señalado por los caldenes en hilera, que crecieron dentro de la rastrillada, hacia el sur de la laguna Los Bajos Hondos, en la Provincia de San Luis.

Las rastrilladas constituyeron una manifestación de control político y social de los caciques principales sobre los capitanejos. Generalmente los caciques ejercían su dominio sobre una o más rastrilladas; por ello, quienes desearan pasar por sus caminos debían solicitar su autorización.

Concluida la llamada "Conquista del Desierto", muchas de las rastrilladas fueron abandonadas y truncadas por el paso del alambrado, sin embargo, otras continuaron prestando servicio a los viajeros por muchos años, hasta que se delinearon los caminos y rutas actuales. Así lo indica Stieben (1946): "Casi todos los caminos recorridos luego de la Conquista, por las galeras o mensajerías, siguieron las rastrilladas de los indios, porque éstos eran excelentes topógrafos" (p. 280). Todavía algunos caminos actuales siguen el curso de esas antiguas sendas.

Fuente: Rastrilladas indígenas en el sur de Córdoba


Principales rastrilladas en la región pampeana. Norberto Mollo (2013)
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Continuar leyendo: "Rastrilladas en la Reserva Natural Parque Luro (La Pampa)"


Lectura recomendada: EDICIÓN PUEBLOS ORIGINARIOS - Argentina.gob.ar

                 LEGADO. La revista del Archivo General de la Nación de la República Argentina


Lectura recomendada: Tras la Huella de las Rastrilladas

“De tanto dir y venir abrí mi huella
en el campo.
Para el que después anduvo ya fue
camino liviano.
En infinitos andares fui la gramilla
pisando.”
         Atahualpa Yupanqui.

Grupo de Investigación Histórica del Museo de Saladillo